UN DIOS QUE NOS DESBORDAEl sábado 18, del presente mes, junto a la Sra. Fátima y personal que labora en la Institución Educativa “El Principito”, tuvimos la oportunidad de hacer presencia en el pediátrico de Barquisimeto; con el objetivo, de que los niños que se encuentran allí hospitalizados, pasaran un rato agradable, olvidándose así de la enfermedad que padecen. Estando en un lugar como ese, se tiene la experiencia de UN DIOS QUE NOS DESBORDA, porque se hace incomprensible, como una persona que pasa por tantas dificultades y quebrantos de salud, confía plenamente en Dios, y su fe, se ve fortalecida por todo aquello que ha pasado en la vida y aún más, es capaz de encontrar la misericordia y el amor de Dios en medio de sus dificultades. No digo esto por cosas triviales como una gripe o porque alguien tuvo que ir al médico por una fiebre alta, lo expreso por aquellos que tienen una enfermedad muy seria, como el cáncer. Un Dios, que no abandona a sus hijos en las dificultades, porque muchos colaboran con aquellos que carecen de lo necesario, para que puedan seguir luchando y aferrándose a la vida. Que hermoso es encontrarse con personas, que no solo quieren dar, sino que se dan ellas mismas, sacan de su tiempo para ir a esos lugares y compartir lo que son y tienen. Desde que se llega al lugar, se ve como Dios actúa de diferentes maneras. Siendo conscientes de las dificultades que existe en este país, para conseguir alimentos; y ver como algunos, no solo piensan en ellos queriendo acaparar lo que consiguen; por el contrario, son capaces de llevar alimento a los familiares de los pacientes, para que recobrado sus fuerzas puedan seguir haciendo lo necesario para recuperar la salud de sus seres queridos. Se percibe un Dios que camina con su gente, suscitando corazones generosos por doquier, según cuentan los familiares de estos niños; que van y vienen, entre angustia y desesperación por lo que pueda pasarle a sus seres amados por carecer de recursos económicos, por no tener donde alojarse cuando es necesario, para conseguir los medicamentos que les piden, etc., encuentran en tanta gente que se hace sensible a estas situaciones, como Dios envía ángeles a su vida para que les ayude y guíe en las diferentes situaciones que se les va presentando. Con una experiencia como esta, solo queda pedir incansablemente a Dios, que no deje de suscitar corazones generosos en todas partes para que obras como estas continúen y siempre sea un Dios actuante, no un Dios que hace su obra y descansa. Orar, para que muchas más personas quieran unirse a estas labores y que más que dar, se den; porque aquí desaparecen las barreras de todo tipo: económica, social, política religiosa, ideológica, etc… Más que ir a llevar, tú recibes humanización. Ve a registro fotográfico para ver las fotos Dedicado especialmente a aquellos que asistieron el sábado al Pediátrico
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Octubre 2017
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