LA PALABRA, NUESTRO PROYECTO DE VIDA
Grupo HannunGrupo Rahum |
Vivir desde la Palabra de Dios es nuestro proyecto de vida, encontrando en Ella nuestro norte, es dejarse seducir como lo hizo el pueblo de Israel. Solo quien vive de la Palabra y se deja acompañar por el Espíritu Santo es capaz de humanizarse, de tal manera, que vive la historia tan intensamente que se compenetra con ella.
Nuestra realidad nos invita a no evadirla, sino, que como el pueblo de Israel, hacerse señor de la historia y allí encontrar a aquel que se revela en nuestra realidad para que vivamos en nuestro tiempo en un contante encuentro con Él. Nuestro Dios no abandona a sus hijos en ninguna circunstancia, solo espera que nosotros lo busquemos. Vivir de acuerdo a la historia que nos ha tocado y encontrarnos con Dios en la cotidianidad es nuestra meta, es saber que el Señor nos acompaña el caminar, únicamente tenemos que saberlo descubrir en lo que nos acontece diariamente. |
Grupo Emet/Emunah |
Grupo Hesed |
Horarios de encuentro
Lunes: Grupo EMET/EMUNAH de 5pm a 7pm
Martes: Grupo RAHUM de 4pm a 6pm
Viernes: Grupo HESED de 4pm a 6pm
Sábados; Grupo HANNUN de 3:30pm a 5pm
Martes: Grupo RAHUM de 4pm a 6pm
Viernes: Grupo HESED de 4pm a 6pm
Sábados; Grupo HANNUN de 3:30pm a 5pm
¿Por què estos nombres?
Dios es ‘Emet/’Emunah, e Verdadero, es decir, la Verdad. El último rasgo nos lleva a la Verdad, que no significa simple veracidad, ni descubrimiento de algún misterio particular oculto, sino firmeza, esto es, cumplimiento de la palabra dada, presencia de amor, Vida de Dios en nuestra misma vida. Nuestra verdad humana consiste, por tanto, en mantener a la fidelidad trascendente de Dios, siendo fiables, respondiendo así a su llamada de Dios, que es en hebreo ‘emunah, presencia y firmeza eterna.
Aunque los hombres pueden haber sido in-fieles, es decir, falsos, Dios es fiel, y creyentes pueden confiar en él, respondiendo “amén” (así es, así sea), aceptando de esa forma su presencia. Por eso la Verdad no pertenece a un nivel de conocimiento externo, sino a la vida, y de un modo más profundo a la experiencia radical de la persona. Sólo los hombres pueden ser verdaderos en el mundo, y pueden serlo porque Dios se hace presente en ellos Verdad (como dice Jesús, en nombre de Dios: Yo soy la Verdad). |
Dios es Rahum (rehem), Amor entrañable. Esa palabra, vinculada al vientre materno, expresa el cuidado de una madre por aquellos que brotan de su entraña y necesitan su ayuda, evocando así la más honda experiencia de Dios en la Biblia. El principio de Dios no es la acción de unas manos que forman las cosas, ni un tipo de pasión superior, ni un deseo de amontonar cosas, sino el amor del útero materno, expresado en el cuidado de la madre por los hijos. También un padre puede tener rehem, pero su modelo originario es la madre.
Ciertamente, rehem significa también apiadarse de los desgraciados externos, pero ese amor Dios no nace sólo porque hay desgraciados externos, sino porque Dios mismo es amor entrañable o, mejor dicho, entraña de amor. Dios se apiada de un modo radical de cada uno hombres necesitados (descendiendo a ellos: con-descendiendo, como dices tú) no sólo porque ellos lo (le) necesitan, sino ante todo porque el mismo es Amor entrañable, porque él ama como madre, en un desbordamiento de ternura y cuidado. |
Dios es Hesed, Fidelidad, una palabra que incluye también los matices de cercanía y ayuda entrañable y gratuita, añade un matiz importante de lealtad o fidelidad a la alianza, es decir, a la palabra dada, como aparece bien en la escena del Monte Sinaí, en la que Dios aparece en su trascendencia suprema, como desbordamiento de Amor que supera a todo amos.
El Dios Yahvé (¡soy el que soy!) había estipulado con los hebreos un pacto en el montaña, y ellos, su pueblo, se habían comprometido a cumplirlo (Ex 19-31), pero después ellos lo rompieron, adorando al Becerro (Ex 32). Lógicamente, Dios debía responder rompiendo su pacto y abandonando al pueblo en manos de su propia destrucción. Pero Dios es trascendente, y habita más allá de esa lógica de ley (de talión), de forma que él ha mantenido su palabra de amor y ha perdonado. En esa línea, hesed significa no sólo lealtad sino también trascendencia de amor y “perdón”, por encima de la misma ley (no en contra de ella), superando el plano de los mandamientos y ofreciendo a los hombres la gracia incondicionada y eterna de su vida. En esta línea se entiende algo que San Juan de la Cruz conocía mejor que nadie: El misterio más hondo de la fe no consiste en que nosotros creamos en Dios, sino en que Dios crea en nosotros, siendo fiel a su palabra y promesa de amor. |
Dios es Hannun (hen), Gratuidad amorosa. Esta palabra viene de la raíz hebrea hanan, que significa Gracia, como en Hanna/Ana, la madre de Samuel (2 Sam 2), o la abuela de Jesús (Protoevangelio de Santiago). Ese nombre (Ana) significa en hebreo Agraciada (lo mismo que el nombre que el Ángel de Dios puso a María (en el evangelio de Lucas: 26-38), aunque en idioma griego: Kejaritomene: Agraciada o llena de Gracia
Dios aparece así como la Gracia, como aquel que acoge y ayuda a los hombres de un modo generoso, sin necesidad de imponerse con violencia, para enriquecerles, dialogando y colaborando con ellos no para dominarles, sino con ternura maternal, como has destacado tú en la segunda parte de tu libro. Sólo Dios es plenamente gracia y maternidad entrañable, Hannun, gratuidad suprema de la que nace toda misericordia, aunque los hombres pueden responder y actuar también gratuitamente, si acogen y cumplen su palabra Dios. Este amor-hen de Dios, que es fuente de toda gratuidad, y Ternura de todas las ternuras, precede a las obras de misericordia de los hombres, las sostiene y fundamenta. En esta línea se manifiesta su experiencia, Entraña de las entrañas de Dios que agracia a los hombres, se agrada en ellos y les mira no sólo con simpatía, sino con felicidad, a pesar de su pecado. |